Esta novela gráfica narra la aventura que el Capitán Paul Boyton realizó en 1878 recorriendo el río Tajo desde Toledo a Lisboa, con su traje de caucho hinchable, que le permitía flotar, en una aventura por tierras desconocidas y consideradas como salvajes y agrestes, hasta el punto de que no se disponían de mapas cartográficos de calidad.
Famoso aventurero en su época, hasta el punto que The New York Times tuviera una columna para narrar cada una de sus aventuras. Amigo de Julio Verne, inspiración para su obra “Las tribulaciones de un chino en China”.
Este viaje supuso un antes y después en la toma de conciencia de la importancia de cartografiar y poner en valor áreas de la península que hasta ese momento estaban abandonadas.
Este viaje fue narrado por él mismo en su diario, el cual ha sido la base para esta obra gráfica que pretende ser un homenaje al aventurero y al otro gran protagonista: el río Tajo.
Este libro viene a redefinir la expresión “papel mojado” ya que, de serlo y, como ahora explicaré, en cierto sentido lo es, ni mucho menos responde a la habitual traducción de esa expresión. En sus primeras páginas, este libro nos lleva de la mano hacia una aventura inigualable. De entrada, nos cuela, bien vestidos y en la piel de su singular protagonista, el Capitán Boyton, en la boda de Alfonso XII para inmediatamente después ir desvistiéndonos, en viñetas, del trasiego pura o meramente humano y envolvernos en las aguas y la naturaleza de un río, el Tajo, encauzando en éste el resto del libro, sus páginas, prestando a éstas, el Tajo, todo su caudal.
Un viaje del que sin hacer spoiler se puede decir que discurre hacia el mar y que, en cada una de sus etapas, nos embarca en el traje de caucho vulcanizado del capitán para hacernos flotar y dejarnos llevar, como hoja en el agua, vivenciando la soledad en curso de la vida, entregados en cuerpo y alma a lo indómito, fluyendo sin saber, antes de llegar al mar, dónde nos llevará este libro de aventuras que a golpe de viñeta se va abriendo paso esculpiendo su propio cauce, el que le va dictando el recuperado diario escrito de Boyton, el capitán, poniendo imagen a su legado, a sus palabras, dándoles vida, haciéndolas vibrar, haciéndonos vibrar.
Un relato del siglo XIX que sin lugar a dudas había que relatar, una historia real que, para serlo en el año 2023, con más de un siglo de por medio, precisaba no ya revelarse en el celuloide del siglo XX ni proyectarse en cine digital sino convertirse, como así ha sucedido, en “papel mojado”. Un libro en cuyas páginas se escucha el río, el agua correr; un libro del que a ratos podemos beber y hasta contemplar, en sus aguas, no ya sólo nuestro reflejo más aventurero sino, en general, la sinuosa silueta de nuestras vidas de la que tantas veces nosotros somos reflejo y no a la inversa, convirtiéndonos en una imagen fija, en una quieta fotografía de aquello que en realidad somos, un selfie sin vida que este libro, este río, nos lleva a desdeñar.