Este es uno de esos proyectos maravillosos que todo ilustrador espera encontrar, y tuve la suerte que desde la Junta de Extremadura a traves de «Buenas noches, Extremadura», me plantearan la posibilidad de desarrollar un proyecto así, y encima con textos del gran escritor Borja Cardelús y Muñoz-Seca. El proyecto se consistíamos en un libro que posteriormente se amplio a un álbum de cromos para los más pequeños, un trabajo que fue todo un placer para mí.
Le invitamos a disfrutar de la noche, a sentir la naturaleza que nos rodea con un enfoque totalmente distinto al que estamos acostumbrados durante el día. Déjese llevar por un viaje cargado de intensas sensaciones, en el que descubrir ese otro mundo en el que somos observados sin ver, mientras la piel se eriza al contacto con el aire, el oído se afina y el olfato, incluso el gusto, se aguzan, dispuestos nuestros sentidos a procesar cualquier señal que puedan captar.
“…sentir el arrullo de la noche campera, porque entre las calles macilentamente iluminadas no se veían las estrellas, y la luna era una nostalgia triste engastada en la oscuridad, que capitulaba ante la más desabrida de las farolas”
“Al llegar pudieron escuchar el prodigioso concierto interpretado por los músicos de la noche: la flauta de los búhos, el silbido de los autillos, el trombón del avetoro, el lamento del cárabo, la música a granel de las ranas y la voz ronca de los sapos, barítonos del mundo salvaje”
“Paseo lunero, bajo una claridad de espejo que proyecta la luna, cuando en primavera desbordan los colores, una fiesta donde las plantas eran damas que lucieron sus joyas, dotando a las acuarelas de tonos imposible, inventados”
“La noche cargaba fríos, porque conforme avanza bajan las ventoleras desde las cuerdas altas, y al rozar la nieve de las picotas se contagian de su frialdad”
La principal virtud que tiene el disfrute y la vivencia de la noche en la naturaleza es que se impregna en nuestra mente, grabándose de forma permanente. Construye en nuestro subconsciente un recuerdo con un formidable poder evocador.
“¡Esas noches! La luna esparciendo simiente de luz; el silbato de autillo flotando como un nenúfar en el lago de la noche y el coro invisible de las ranas compitiendo con él; la fresca rociando la estepa tras el día abrasador y la sierra soplando hacia el páramo perfumes de lavándulas y jazmines, que se mezclan abajo con el aroma dulce de las espigas de oro. ¡Ah, la noche de verano serrana! No tengo más remedio que sentirme un poco poeta al evocarla”
La noche de Extremadura _ álbum de cromos